La conversión a tierras de cultivo y pastos para el ganado es la principal impulsora de la deforestación alrededor del mundo. Tan sólo en Latinoamérica es directamente responsable del 71% de toda la deforestación, según un comunicado de la Universidad de Anglia del Este. Además, la expansión de los pastizales es el principal impulsor de la deforestación en la zona desde la década de 1970, asegura el comunicado consultado por NotiPress. Para hacer frente a la situación, investigadores sugieren que consumir carne silvestre de origen sostenible, en lugar de ganado domesticado, reduciría las emisiones de gases de invernadero. Esto a su vez, ayudaría a la conservación de los sistemas de bosques tropicales, mitigando los efectos del cambio climático, explican en un estudio de la revista Scientific Reports.

Su investigación se basó en el estudio de 150 mil habitantes de los bosques amazónicos y africanos, en países como Nigeria, Ghana, Tanzania, Brasil, Perú y Bolivia. Los autores calcularon que un anual per cápita de 41.7 kilogramos de carne silvestre ahorraría 71 toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente, en cuanto sustitución de la carne bovina. El sería de 3 toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente si se reemplazara por aves de corral. Tan sólo para estos habitantes de los bosques tropicales, esto podría generar 3 millones de dólares o 185 mil dólares por año en ingresos por créditos de carbono.

De acuerdo a los investigadores, las poblaciones de los bosques tropicales quienes consumen carne silvestre en lugar de carne de res, aves de corral u otra carne de animal domesticado generan una huella de carbono mucho menor, al reducirse las emisiones de dióxido de carbono asociadas a la ganadería. Dichos resultados apuntan al valor potencial y la importancia de considerar la caza sostenible en las estrategias de reducción de gases de efecto invernadero. La caza insostenible puede tener efectos en cascada que suprimen la capacidad de almacenamiento de carbono a largo plazo de los bosques naturales, reconocen los autores. Por esto, es imprescindible asegurar el consumo sostenible de carne silvestre para las poblaciones socialmente vulnerables, en términos de seguridad alimentaria y de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Similarmente a este estudio, muchos otros analizan el impacto de consumir carne para mejorar las prácticas ganaderas, con el fin de obtener un impacto positivo en el combate al cambio climático. En distintas ocasiones se ha mencionado el beneficio de la producción de carne orgánica para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, un estudio publicado en la revista Nature Communications calculó aproximadamente la misma emisión de gases en el proceso de producción de carne orgánica en comparación con el proceso convencional. Esto por la tasa de crecimiento más lenta del ganado orgánico, lo cual disminuye los ahorros de carbono que se obtienen al prescindir de fertilizantes.

Igualmente se ha mencionado como estrategia para combatir el cambio climático el eliminar el consumo de carne. No obstante, según un estudio publicado en Environmental Research Letters, esta recomendación tiene un sesgo hacia la realidad de países occidentales industrializados. Según apuntan los investigadores, esta estrategia pasa por alto el papel crítico, pero más positivo de la ganadería en los ecosistemas. Igualmente ignora su función en la economía y otras cuestiones sistémicas de la crianza de ganado en países de ingresos bajos y medios.

Dado el estado actual del cambio climático es urgente encontrar medidas que ayuden a mitigar sus efectos catastróficos mediante la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero. Parte de los esfuerzos de reducción podría darse a través de modificar las prácticas ganaderas, dando prioridad al consumo de carne silvestre en comunidades donde sea posible reemplazar el ganado domesticado.

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