No lo dijo una, sino dos veces. Me refiero a López Obrador el día de ayer en sus declaraciones sobre la marcha ciudadana en defensa del Instituto Nacional Electoral () y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). El Presidente cree que todavía se pueden hacer fraudes electorales en el país. Él, que está sentado en la silla presidencial gracias al INE y al TEPJF. Él, que es el líder del partido que más ha ganado puestos de elección popular en el último lustro gracias al INE y al TEPJF. Sí, el gran beneficiario del sistema electoral duda de su imparcialidad y limpieza.

Con López Obrador, y sus seguidores, es imposible debatir. Usan un argumento irrebatible. “Si perdemos las es por culpa de los árbitros. Si las ganamos es a pesar de los árbitros”.

En este espacio he dicho, desde hace muchos años, que es el típico discurso del jugador semileal con las instituciones democráticas. Si éstas me sirven, las aprovecho. Si éstas no me sirven, las rechazo.

El Presidente pretende reformar el sistema de elección de consejeros del INE y magistrados del TEPJF para controlarlos. Con su propuesta, sometería a los árbitros. No habría manera de que ganara la oposición.

En la mente presidencial no cabe la posibilidad de que la llamada Cuarta Transformación pierda en las urnas. Punto.

Por eso, en caso que no prospere la reforma electoral, que la oposición la bloquee en el , el lopezobradorismo tendrá la excusa perfecta en caso de perder en 2024: nosotros quisimos cambiar las reglas del juego y ellos no quisieron porque pretendían hacernos fraude y lo lograron.

Eso dirán, así la oposición gane por poco o mucho margen. Van a desconocer los resultados de la elección.

Exactamente como hizo Trump en en 2020. Pero Trump en realidad aprendió el truco de la semilealtad de , quien nunca en su vida ha aceptado una derrota en las urnas. No lo hizo cuando perdió la gubernatura en Tabasco en 1994, ni la Presidencia en 2006 y 2012. No lo hará si pierde su candidata/o en 2024. Para él es inconcebible perder. La palabra “derrota” no se encuentra en su diccionario.

Por eso está preparando el terreno desde ahora, por si pierde Morena en 2024. Ayer lo dijo dos veces. La primera:

“Lo de la supuesta agresión al INE no tiene fundamento, lo que se busca es lo contrario, es fortalecer la en nuestro país, protegerla, porque todavía hay riesgos de fraudes electorales”.

La segunda:

“Es para que se tenga un INE y un tribunal confiables, no como está ahora, al servicio del conservadurismo, porque son capaces, ya lo han hecho, de hacer fraudes apoyados en consejeros y en magistrados electorales corruptos, antidemocráticos”.

Está más que cantado. Si pierde Morena en 2024 será por culpa de los árbitros controlados por los conservadores.

Ayer, hasta al mismísimo , hombre de una probidad absoluta, presidente del IFE cuando se dio la alternancia en la elección de 2000, lo caracterizó como un consejero fraudulento:

“El mismo Woldenberg, que convalidó fraudes electorales cuando estuvo en el INE. Le voy más a la maestra Elba Esther, porque ésa no se da baños de pureza, es más sincera que Woldenberg. Porque lo que más molesta es la hipocresía, la simulación”.

Ya lo sabemos: el Presidente no tiene límites. Él está en su juego de azuzar a su base electoral y preparar el terreno por si pierde Morena en 2024. AMLO ha sido un político que nació en la semilealtad con las instituciones democráticas y así morirá.

La pregunta es, llegado el momento, si la oposición gana en 2024, ¿qué hará el Presidente?

Trump mandó a una horda de fanáticos a tomar el Capitolio para evitar la proclamación de Biden como presidente electo. Hubo muertos, pero, al final, las autoridades pudieron retomar el control del recinto legislativo. La democracia estadunidense se dobló, mas no se quebró.

Aquí, en , la proclamación del Presidente la hace el TEPJF. Desde el púlpito presidencial, ¿ordenará AMLO a fanáticos morenistas la invasión de la sede del Tribunal para evitarlo? ¿Utilizará la buena relación que tiene con las Fuerzas Armadas con el fin de imponer a su candidata/o?

Si en 2006 trató de evitar que Felipe Calderón tomara posesión en el Congreso, ¿qué hará en 2024 teniendo el poder del Estado?

Por lo pronto, desde ahorita, ya está preparando las bases del discurso del fraude si es que la oposición gana la Presidencia en las próximas elecciones federales.

               Twitter: @leozuckermann

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