Esta frase me la dijo Dante Delgado la última vez que lo entrevisté después de insistirle en la conveniencia de su partido, (MC), de aliarse con el PRI-PAN-PRD para las presidenciales de 2024. El dirigente nacional de MC una y otra vez lo rechazaba. Para él, su partido debía diferenciarse tanto de los partidos históricos del pasado como del presente (Morena). MC es y sería una tercera opción para la ciudadanía.

Perfecto. Pero si llegaba 2024 y se veía que MC no tenía posibilidad de ganar y sí de dividir el opositor y abrir la puerta a que Morena repitiera en la Presidencia, ¿no consideraría ese partido aliarse con las otras fuerzas opositoras? Ante mi cuestionamiento repetitivo, Dante expresó la frase: “La no es, sino va siendo”. Confieso que me gustó. La política efectivamente no está labrada en piedra cual palabra divina. La política es cambiante dependiendo las circunstancias del momento. Así lo entendí y, por tanto, interpreté que sí existía una rendija para la posible alianza de MC con la oposición.

En el papel no suena mal la estrategia de MC de diferenciarse de los partidos del pasado y del presente. Hay muchos ciudadanos hartos de ambos. Se manifiestan desilusionados de López Obrador y Morena, pero no quieren votar ni por el PAN ni por el PRI ni por el PRD. MC podría llenar ese hueco.

No sé, sin embargo, si les alcance para ganar en 2024. Por lo que veo en las encuestas, no. Quizá, en este sentido, la apuesta emecista es a más largo plazo. Probablemente, para el 2030. El problema es que siete años son una eternidad en la política. Como dice la canción de Pablo Milanés, “el futuro algún día llegará”. Si no sabemos qué pasará el año que entra, mucho menos dentro de siete. Mientras llega el futuro, hay que decidir qué hacer en el presente.

Por lo pronto, no se ve que MC pueda crecer en estos dos años. El proyecto todavía no se ve maduro. Ciertamente gobiernan dos estados muy poblados (Jalisco y Nuevo León), pero están lejos de sacar más de 7% en las intenciones de voto en las encuestas electorales nacionales.

Estos votos no dan para ganar, pero sí podrían hacer la diferencia para que Morena gane la elección en 2024. Como lo está haciendo, al parecer, en el Estado de .

El Universal presentó el 9 de febrero pasado los resultados de dos encuestas de Enkoll, antes y después de la precampaña para gobernador en el Edomex. Delfina Gómez, de la alianza Morena-Verde-PT, no creció en intenciones de voto. Pasó de 55% en diciembre de 2022 a 56% en enero de 2023. En segundo lugar aparece Alejandra del Moral, de la coalición PRI-PAN-PRD-NA. Creció ocho puntos porcentuales. Pasó de 29% a 37% en las preferencias. En tercer lugar se encuentra Juan Zepeda, de MC, quien descendió de 16% a 7%, una caída de nueve puntos porcentuales que al parecer se pasaron, casi en su totalidad, a Del Moral.

Si Zepeda declinara participar, tendríamos una carrera parejera en el Edomex. Asumiendo que los siete puntos de Zepeda se pasaran a Del MoralDelfina seguiría en primer lugar, pero cambiaría toda la lógica de la elección. La campaña comenzaría con 56% para Gómez y 44% para Del Moral, una distancia de 12 puntos. Sin embargo, en una parejera, todo lo que gana una candidata lo pierde la otra. Con que Del Moral consiguiera seis puntos porcentuales ya estarían empatadas.

Yo no tengo duda: hoy, a Delfina es a la que le conviene que Zepeda vaya solo.

El Universal también publicó la semana pasada otra encuesta, de Buendía&Márquez, sobre la elección de jefe de en la para 2024. Está muy lejos, pero resulta interesante que el posible candidato de MC, Salomón Chertorivski, consigue entre siete y nueve puntos porcentuales en los careos. Si se quitan los indecisos y se suman las intenciones de voto del candidato emecista a la alianza PAN-PRI-PRD, la elección se convierte en otra parejera prácticamente empatada.

“La política no es, sino va siendo”. Dante y Zepeda tienen que decidir ya qué harán en el Edomex. Lo que está en juego es mucho, entre otras cosas el futuro de Zepeda, al que no le conviene quedar como el candidato que sacó pocos puntos en la elección, pero fue factor clave para dividir el voto opositor y regalarle la gubernatura a la candidata de .

Lo mismo tendrá que decidir, en su momento, Chertorivski.

Sí, la apuesta de MC puede ser muy buena para el 2030. Pero como jueguen en 2023 y 2024 también los definirá como partido: si fueron los que le hicieron el caldo gordo a AMLO y Morena, o si se fajaron y permitieron que la oposición compitiera en serio contra la poderosa maquinaria oficialista.

 

Twitter: @leozuckermann

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