Con obediente fidelidad, firmeza puntual y fe ciega al “jefe del clan de las corcholatas”, ha empezado la exhibición en la “pasarela presidencial” para ver “de qué cuero salen más correas”. Valgan estos dichos para interpretar el entusiasmo que muestran cinco “hombres fuertes y una mujer” para la próxima contienda electoral con miras, ni más ni menos, que “ganar la candidatura a la Presidencia de la República”. Son cuatro “destapados pre-candidatos de MORENA (una mujer entre ellos) y dos “rellenos aliados”, uno de PT y otro del Verde Ecologista.
Con flagrante violación de la legislación en materia electoral, esto es, pasando por encima de todas las instituciones creadas en el marco de la Constitución de la República, y la falta de respeto a los tiempos electorales, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio su anuencia para iniciar –con recursos fiscales propiedad de los mexicanos—el proceso de selección de pre-candidatos de su partido, Morena, a la Presidencia de México, con desvergüenza tal, que se le olvidó “consultar al pueblo, al que tanto respeto profesa”, digamos que sólo para su conveniencia personal a la hora de solicitar sus votos.
Estas afirmaciones no obedecen a síntomas personales, sino que son resultado de observaciones de la “conducta presidencial”. Primero, de que le “encanta el dinero ajeno, y si es del pueblo, mejor”, por virtud de que no tendrá que “rendirle cuentas”. Si no fuera así, “¿dónde están los recursos de los fideicomisos y fondos que heredó de la anterior administración?, ¿Y también los recortes anuales del presupuesto federal? Suponemos que ya están en los bolsillos de las afamadas “corcholatas”, para sus campañas.
Mientras estas ocurrencias presidenciales ocupan espacios extraordinarios y tiempos en ciertos medios de comunicación nacionales, así como en “redes sociales pagadas”, el gobierno que preside López Obrador negó la entrada al Palacio Nacional de la ciudad de México, a los productores de maíz, trigo y sorgo de las regiones noroeste y noreste (Sinaloa, Sonora y Baja California, y de Tamaulipas), quienes demandan precios justos, frente a tanta corrupción de la empresa –que él mismo creó “sólo para robar”—SEGALMEX que, “bajita la mano”, defraudó al erario nacional más de 15 mil millones de pesos, en tan sólo tres años. (Su director, Ignacio Ovalle, campante en Gobernación).
En sus conferencias mañaneras, el presidente no ha dejado de calificar a los productores del campo mexicano, que protestan cada vez con más decisión y medidas contundentes, como concentrar maquinaria en las principales ciudades de Sinaloa, Sonora y Baja California, e incluso “tomaron” el Aeropuerto Internacional de Culiacán, de “querer enriquecerse con dinero del gobierno”.
Los agricultores y campesinos de esas regiones, solamente exigen el pago de 7 mil pesos la tonelada de maíz, de 8 mil pesos la tonelada de trigo, y de 6,500 pesos la tonelada de sorgo.
Cuando en el mundo los precios de los granos, entre ellos los señalados, aumentan exageradamente, en México les “escamotean el fruto de su esfuerzo”. Se sabe que Sinaloa se ha convertido en el primer estado productor de maíz para tortillas, con más de 7 millones de toneladas; Sonora, es primer productor de trigo, con cerca de 3 millones de toneladas, y Tamaulipas, primer productor de sorgo, con más de 4 millones de toneladas.
López Obrador reclama que su gobierno les regala fertilizantes. Pues hay que aclarar que, únicamente en zonas marginadas esa promesa es cierta, porque solamente se da ese beneficio a los pequeños productores ejidales, y a destiempo. Es decir, este año no ha llovido y las temperaturas son alarmantes, de manera que los arriesgados sembraron hace un mes y sus cultivos crecieron “como cola de cebolla”. Están secos. Se espera una baja alarmante de la producción de maíz y frijol. A ver qué hace este gobierno para el año entrante.