Los bancos centrales de algunos países han mantenido las tasas de interés por muchos meses, para bajar la inflación o mantenerla, al tratar de desinhibir el gasto de las personas en los diferentes mercados.
Esto ha ocasionado que, algunos gobiernos tengan que incrementar el gasto y, por ello, aumentar el déficit presupuestario; ante una reducción de los ingresos esperados. Este diferencial crea una incertidumbre en los países, debido a que tendrán que colocar deuda pública para solventar su día a día.
La deuda pública, en un concepto general, refiere a los montos adeudados por los diferentes niveles de gobierno de una nación; y que se utilizan para financiar los déficits públicos resultantes de programar un mayor nivel de gasto público que los ingresos presupuestados. La deuda puede ser adquirida dentro del mismo país o en el extranjero; y por lo general, asume la forma de bonos, papeles y valores gubernamentales que tienen un tiempo límite de pago, con tasas de interés a pagar que generan costos financieros al país.
En México, estamos entrando a una relatividad financiera, donde desconocemos lo que realmente podría pasar en el futuro, ante la incertidumbre económica actual.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) tiene para la evaluación de la deuda pública tres indicadores o subdivisiones del cómo está conformada. La suma de todas estas da el total a monitorear:
Deuda del Gobierno Federal
Contempla las obligaciones contratadas por el Gobierno Federal. La cual está compuesta por: Préstamos bancarios, Emisiones de valores gubernamentales, Deuda con Organismos Financieros Internacionales, Bonos del ISSSTE y cuentas relacionadas con la seguridad social, Bonos de Pensión CFE, y otros.
Deuda del Sector Público
Integrada por la deuda del Gobierno Federal, más las obligaciones de las entidades de control presupuestario directo; de las Empresas Productivas del Estado (Pemex y CFE) y sus subsidiarias, y de la Banca de Desarrollo (Banobras, SHF, Bancomext, Nafin, Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario).
SHRFSP (Saldo Histórico de los Requerimientos financieros del sector público)
Integrados por la deuda del Sector Público más las obligaciones que, por diversos ordenamientos jurídicos y prácticas presupuestarias, no se incluyen en la deuda pública, como son: Instituto para la Protección al Ahorro Bancario, obligaciones derivadas del Programa de Apoyo a Deudores de la Banca; Fondo Nacional de Infraestructura (carreteras), Banca de Desarrollo, Fondos de Fomento y Pidiregas de CFE.
En México, el déficit presupuestal anual esperado pasó de 408 mil mdp en 2019 a 1.08 billones de pesos en 2023; un incremento del 165 por ciento.
Aquí empieza lo preocupante del futuro.
De acuerdo con el presupuesto del 2024, el déficit pasará de los 1.08 del 2023, a 1.74 billones; y representará un incremento del 61%, casi 5 veces en porcentaje respecto al periodo comprendido del 2022 a 2023, y que fue de tan solo el 14% el aumento. El mayor diferencial que hay en México en más de dos décadas, entre el ingreso esperado y el gasto total de la nación. La única forma de cubrir a esto es con deuda pública.
Los tres indicadores, todos son importantes. Pero donde debe haber una mayor regulación, seguimiento, y sobre todo control, debe ser en la deuda del Gobierno federal; debido a que afecta directamente a la economía, al crear una mayor incertidumbre; al tener una mayor deuda para cubrir el déficit resultante entre el ingreso y el egreso de cada año aprobado.
La deuda del Gobierno federal acumulada al cierre del 2023 fue de alrededor de 12.71 billones de pesos, lo cual representa 1.8 veces el ingreso esperado por el gobierno para 2024; y también representa el 40% del PIB de México.
Pero esto no concluye aquí, esta deuda tiene un costo financiero al ser parte de obligaciones que tiene el gobierno con préstamos, emisiones, bonos y deudas con órganos financieros internacionales o nacionales; los cuales tienen que ser parte de los egresos de la nación y esto pone en hilo la realidad crediticia de México, ante las calificadoras mundiales sobre la soberanía de la deuda pública. Incrementas la deuda pública para cubrir el déficit, pero hay que pagar al costo del dinero para apalancar al país.
En 2019, el costo de la deuda del Gobierno federal fue de alrededor de 474 mil mdp, con un monto de deuda de 8.54 billones de pesos. Al cierre del 2023, México pagó 823 mil mdp, casi el doble respecto a hace cinco años, y ahora con una deuda de 12.71 billones. El 94% del costo financiero ha sido para el pago de intereses, 5% para el saneamiento financiero; y el 1% para pagar las comisiones. Este es el inicio del todo.
De 2024 a 2036, los dos siguientes administradores de esta nación deberán considerar una alta incertidumbre de credibilidad del país por el incremento a la deuda del Gobierno federal, ante un déficit alto por un gasto mayor; sobre todo en el desarrollo social y ante un ingreso menor recaudatorio, dada la falta de una estructura real de política financiera.
Pero a esto último no hay que olvidar adicionar a la deuda del sector público, que afecta en forma directa la deuda de Pemex; y que tiene un mayor número de vencimientos a partir del 2030 con grandes pagos por realizar con altas tasas de intereses.
La deuda del sector público, la cual incluye la del Gobierno federal, se incrementó un 35% de 2019 a 2023, pasando de 11.03 a 14.86 billones de pesos; sin contabilizar todavía al Banco de Desarrollo, que en 2023 fue sacado de la ecuación de la deuda de este sector. México necesita estar en la realidad, debido a que solo hay especulación sobre el presupuesto anual aprobado, y creemos que lo gastado es lo correcto; pero sin ver que, tenemos un alto déficit.
El problema existencial en México deriva de que las administraciones no son de una economía progresiva, son de políticas ideológicas a corto plazo, basadas en una planeación atípica incongruente entre todas las partes que deciden el rumbo de este país y que tienen el control del peculio de la nación.
Resumen:
Se confirma que la deuda pública se incrementó de 2019 a 2023, derivado del aumento de la deuda del Gobierno federal para cubrir el déficit presupuestal ante una mayor tentación de seguir apoyando al desarrollo social. Lo anterior da lugar a una miopía económica por no incrementar la calidad de vida de las personas en México.
Hoy, tenemos un PIB per cápita sin crecimiento sostenido, como el observado en 2023, ya en los valores de 2017. No hay que olvidar que, la deuda del sector público pende de un hilo, ante la falta de certeza sobre cómo reducir lo que Pemex debe al mundo financiero.