Septiembre será el mes de la hibris lopezobradorista. No habrá recato. La aplanadora legislativa del oficialismo pasará por encima de todo y cambiará el régimen democrático-liberal. A partir de octubre tendremos una concentración del poder en el Ejecutivo federal.

Hibris es un concepto griego que denota exceso, desmesura, soberbia, transgresión a causa del orgullo y la arrogancia. La de Edipo nos enseña que no hay mayor hibris intelectual que creerse dueño de toda la verdad. Huelga recordar que se trata de una tragedia.

La hibris es una maldición en la política. Ha causado la caída de imperios. Y nosotros, los mexicanos, estamos a punto de entrar en un periodo de hibris lopezobradorista.

Sí, arrasaron en las elecciones. Se llevaron más de 35 millones de votos. Envanecidos, y gracias a la utilización de una triquiñuela electoral que les permitió lograr mayoría calificada en ambas cámaras del (en el Senado se quedarán a tres votos que podrán conseguir fácilmente), en los próximos días procederán a reformar la Constitución a su gusto. Podrán hacer y deshacer lo que se les pegue la gana.

Convencidos de que son los dueños de la verdad, se encaminan a sublimar su hibris. Será el último y más determinante mes de la Presidencia de López Obrador. Así comenzó (con la cancelación del nuevo aeropuerto en Texcoco) y así terminará este sexenio: prácticamente reescribiendo la Constitución.

Por más esfuerzos que se hagan para detenerlos, nadie los parará.

Pero, para los griegos, la desmesura de la hibris siempre acababa mal. El castigo que recibían los hombres por haberse creído dioses que todo lo pueden. El exceso que lleva al fracaso.

El historiador británico Ian Kershaw escribió la mejor biografía de Hitler en dos volúmenes. A la primera la subtituló Hibris, porque termina en 1936 en el pináculo del poder del Führer. Los éxitos políticos que se apuntó desde 1933, y que le permitieron concentrar al poder en su persona, más su egocentrismo, hicieron inevitable la aparición de la hibris a partir de 1936.

Kershaw subtituló su segundo volumen, que va desde ese año hasta la derrota total de Alemania en 1945, como Némesis porque, al igual que le llegó su merecido a Edipo en Tebas, Hitler terminó con un castigo fatal para él y todo su país.

La hibris lo llevó a cometer errores fatales, como abrir un segundo frente para conquistar la Unión Soviética.

El lopezobradorismo ya está en modo de hibris.

El exceso, desmesura, soberbia y transgresión se palpa en el aire.

Los 23 millones de votos de la oposición no valen nada. La mayoría ejercerá su poder y limitará los derechos de las minorías. El poder se concentrará. La próxima Presidenta controlará al Legislativo y Judicial; además, absorberá las tareas de todos los del Estado que desaparecerán o debilitarán.

¿Por qué lo hacen?

Porque pueden y se creen dueños de la verdad. Pura hibris.

Eso, creo, ya no está a discusión. En todo caso, la pregunta es cuál será la némesis de la hibris lopezobradorista.

¿Qué castigo fatal les deparará el destino a los protagonistas de esta tragedia, lo cual incluye a todos los mexicanos?

Por lo pronto, ya estamos viendo consecuencias negativas para la economía nacional. El buen momento que se había generado por el nearshoring se está enfriando. Los inversionistas nacionales y extranjeros están preocupados, y con razón, por la estupidez de la reforma al Poder Judicial. Al próximo le heredarán la papa caliente de organizar unas elecciones nacionales para elegir a miles de jueces, magistrados y ministros. A la par, los estados tendrán, también, que salir a elegir a los jueces del fuero común. Todo ello succionará gran parte de la energía del primer año del gobierno de .

La , por sí misma, podría ser el Stalingrado de la próxima Presidenta. Ahí podría quedarse atascado el lopezobradorismo por el caos que podría generar una ocurrencia que deviene de la necesidad de venganza de López Obrador contra un poder que se atrevió a desafiarlo.

En este momento no están midiendo las posibles consecuencias adversas porque la hibris ciega. Están ofuscados por los 35 millones de votos que consiguieron. Se creen con derecho a hacer lo que se les venga en gana. Y lo harán porque pueden. Lástima por ellos y por el país porque, a la vuelta de la esquina, aparecerá la némesis, esa venganza divina que sufren los hombres que, equivocadamente, se sintieron dioses.

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