En su columna más reciente para El Universal, Héctor de Mauleón pone el foco en un aspecto crucial de la carta enviada por Ismael «El Mayo» Zambada desde la cárcel de Nueva York, que no solo desafía al gobierno estadounidense, sino que revela un detalle inquietante: los abogados que defienden al narcotraficante tienen una profunda vinculación con el crimen organizado y la clase política de México, particularmente con políticos de Morena.
La carta de Zambada, que lleva 33 páginas de amenazas y demandas, se ha convertido en un tema de intenso debate. El narcotraficante exige que el gobierno mexicano intervenga para frenar el proceso judicial “irregular e ilegal” que se le sigue en Estados Unidos, bajo la amenaza de que esto podría causar un «colapso» en las relaciones entre México y Estados Unidos. Zambada no solo solicita que se frene su extradición, sino que también exige garantías de que no se le impondrá la pena de muerte.
Lo que realmente ha llamado la atención, según De Mauleón, son los nombres de los abogados que representan a El Mayo: Juan Pablo Penilla Rodríguez y Juan Manuel Delgado González. Ambos son conocidos no solo por su experiencia en el ámbito legal, sino también por sus conexiones con el mundo del narcotráfico. Penilla y Delgado han sido defensores de Miguel Ángel Treviño Morales, alias «Z-40», líder de Los Zetas, un grupo criminal responsable de innumerables actos de violencia en México.
Lo que hace aún más inquietante esta revelación es el papel de estos abogados en la política mexicana. De Mauleón subraya que Juan Pablo Penilla tiene fuertes lazos con Tamaulipas, uno de los estados dominados por el narcotráfico. Penilla, que fue nombrado en 2020 como uno de los 300 líderes más influyentes de México por la revista Líderes, ha sido señalado por políticos locales como el vínculo entre el Cártel del Noreste y la clase política del estado, especialmente con algunos actores del partido Morena. Según fuentes de seguridad consultadas por el periodista, Penilla tiene tal influencia que ha logrado obstaculizar repetidamente la extradición de Treviño Morales a Estados Unidos.
Además, Penilla fue designado como asesor honorífico del gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal, un vínculo que generó controversia a nivel nacional. El columnista resalta que, aunque el gobierno estatal ha intentado desmentir esta relación, el hecho de que un abogado vinculado a personajes del narcotráfico de tal calibre haya tenido acceso a altos cargos de gobierno genera un clima de desconfianza y cuestionamientos sobre la independencia del sistema judicial y político.
De Mauleón también menciona que Penilla ha mantenido cercanía con otros políticos de Morena, incluidos algunos que forman parte del círculo cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador. En particular, Penilla ha sido visto en varios eventos públicos con figuras clave del gobierno, incluidas Claudia Sheinbaum, quien actualmente es la presidenta de la Ciudad de México, y Ricardo Monreal, uno de los senadores más influyentes del país. Estas conexiones no solo reafirman las dudas sobre el entorno político en el que se mueve Penilla, sino que también dan pie a la especulación sobre los lazos que podrían existir entre las estructuras de poder político y el crimen organizado.
El hecho de que estos abogados, con estos antecedentes, estén representando a un personaje como El Mayo Zambada pone de manifiesto un entramado de relaciones que va más allá del caso legal del narcotraficante. La carta de Zambada no solo es un desafío a Estados Unidos, sino también a la propia soberanía de México, al exponer, según De Mauleón, una realidad incómoda sobre los vínculos entre el crimen organizado y ciertos sectores de la política mexicana.
En resumen, la columna de Héctor de Mauleón revela una trama de corrupción y vínculos entre el narcotráfico y la clase política que podría tener implicaciones profundas para el futuro de la política mexicana, especialmente en un contexto donde figuras del partido Morena, como el gobernador de Tamaulipas y la propia Sheinbaum, están directamente relacionados con los abogados de El Mayo. La pregunta, según el columnista, es si el gobierno mexicano podrá mantener su independencia ante estos fuertes lazos y enfrentar la presión internacional sin sucumbir a las influencias del crimen organizado.
