No son buenos días para la República. El clima político-económico se ha deteriorado. Comienza a instalarse la idea que este gobierno no puede resolver los múltiples problemas que enfrenta.

Para empezar, está la economía.

Ayer, el Banco de recortó sus previsiones de crecimiento del Producto Interno Bruto () para este año colocándolo en 0.1%, es decir, nada. Para 2026, el pronóstico del banco central es un escaso 0.9 por ciento.

De cumplirse estas proyecciones, se comprobaría que el talón de Aquiles de la Cuarta Transformación es el .

Con toda razón, los morenistas criticaron el mediocre incremento anual de 2.3% en promedio durante el periodo neoliberal. Ya quisieran ellos haber tenido algo similar. Hoy, ese crecimiento insuficiente del PIB, parece un lujo frente al eterno estancamiento económico que ha significado la 4T desde que llegó al poder en 2018.

Le echarán la culpa, primero, a la por covid-19 y, ahora, a Trump. Y, sí, claro que estos factores no ayudaron a que la economía creciera. Pero también es cierto que, con sus acciones, como la reversión de ciertas reformas estructurales, han contribuido a disminuir el apetito por invertir en México.

La realidad es que los gobiernos de la 4T no son buenos para la economía nacional.

Eso es lo que dicen los números hacia atrás y las proyecciones hacia adelante.

Si hablamos de datos, todo indica que la seguridad sí está mejorando en el país. Eso dicen, por lo menos, el número de homicidios dolosos de las fuentes oficiales. Sin embargo, hay dudas sobre si el gobierno está manipulando las cifras para presentar un escenario más optimista que la realidad.

No lo sé. Lo que sí sé es que el asesinato perfectamente planeado y ejecutado de Ximena Guzmán y José Muñoz, secretaria particular y asesor de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, no ayuda en nada a crear un clima de seguridad.

Por el contrario: genera desasosiego.

Estamos hablando de la ejecución de dos de los colaboradores más cercanos de una de las políticas más importantes de la República, en plena capital, a seis kilómetros de donde vive la Presidenta de México.

Una semana después, no se sabe absolutamente nada de quién pudo haber ordenado y llevado a cabo este homicidio que cimbró al país.

Súmese que los capitalinos llevamos 15 días de un calvario gracias a las movilizaciones y bloqueos de los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la (). La vida en la capital se ha tornado una pesadilla.

Los gobiernos (local y federal) dicen que no está en su ánimo reprimir a los manifestantes. Esto ha significado que las autoridades no ejecuten una mínima estrategia de contención que atenúe los efectos negativos de los bloqueos sobre los ciudadanos. Los maestros han podido hacer y deshacer a su antojo. Se ha establecido, así, el caos en la capital de la República.

Hasta los comentaristas simpatizantes de la 4T aceptan que la política ha fracasado en el conflicto con la CNTE y, en general, de todos los problemas que hay dentro de la coalición gobernante. A la Presidenta le hacen falta operadores políticos, argumentan. Coincido. Quizás es el precio de haber elegido a una tecnócrata que sabe usar Excel, pero no tiene la habilidad de enfrentarse a grupos tan disruptivos como la CNTE.

En suma, en el país, particularmente en la capital, comienza a instalarse un ambiente de desorden generalizado. La economía no crece. La seguridad está en entredicho. La política no funciona. Esto, desde luego, en un contexto internacional muy adverso por las presiones del gobierno de en distintas materias (, tráfico de fentanilo, revocación de visas, retórica antiinmigrante, impuestos a remesas, prohibición a la exportación de ganado, tarifas especiales a los tomates, etcétera).

Y en esta sensación de desorden se cuestiona la gobernabilidad del Segundo Piso de la 4T, justo ahora que se llevarán a cabo las ridículas del este domingo. Como si el horno estuviera para bollos. Como si el país no tuviera suficientes problemas.

Gran paradoja la que estamos viviendo.

Por un lado, el domingo se consumará la captura de los poderes judiciales, locales y federal, por parte del gobierno. Se dará un paso más hacia la concentración del poder en un régimen cada vez más autoritario.

Por el otro, dicha concentración de poder no parece estar funcionando para tener una mayor gobernabilidad y orden político en el país.

Al revés, empieza a florecer la idea de que este gobierno está rebasado.trump

X: @leozuckermann

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