La presidenta Claudia Sheinbaum cometió el error de llamar a movilizaciones de paisanos mexicanos en Estados Unidos para protestar por la iniciativa del Congreso de establecer un impuesto a las remesas.
Cruzó, así, una línea muy peligrosa al meterse en la política interna del vecino del norte.
Claro que es un error.
Imaginemos, por un momento, lo contrario, es decir, que el presidente Trump de Estados Unidos hubiera convocado a manifestaciones en México porque nuestro Congreso estuviera discutiendo cierta política tributaria. Obvio, esto no le hubiera gustado nada al gobierno mexicano que, correctamente, se hubiera molestado por injerencismo en temas de la agenda nacional.
Hasta ahora, la Presidenta había manejado de manera razonablemente bien a Trump y su gobierno con todas sus amenazas en contra de México. Cometió un error discursivo que reiteró en por lo menos dos ocasiones en días pasados.
El problema es que, con un gobierno avieso como el de Trump, no se puede cometer ni una sola equivocación.
De inmediato la aprovechan a su favor.
En este caso, manipulando la información porque Sheinbaum habló de posibles movilizaciones en contra del impuesto a las remesas. De ahí se agarró la secretaria de Seguridad Interna de Estados Unidos, Kristi Noem, para declarar ayer, en la Oficina Oval, junto al presidente Trump, lo siguiente:
“Sheinbaum alentó más protestas en Los Ángeles y lo condeno. No debería alentar las protestas violentas que están ocurriendo. La gente tiene derecho a protestar de forma pacífica, pero la violencia que hemos visto es inaceptable”.
Nuestra Presidenta nunca alentó protestas violentas.
Nunca.
Pero eso poco importa en el mundo de Trump. La verdad es una cosa relativa que se adapta según le convenga a la Casa Blanca.
El daño ya está hecho, aunque la Presidenta ya le haya respondido a Noem en su cuenta de X: “Hace unos momentos, ante una pregunta de un medio, la secretaria de Seguridad Interior de los Estados Unidos, equivocadamente mencionó que alenté protestas violentas en Los Ángeles. Le informo que es absolutamente falso. Aquí dejo mi declaración del día de ayer donde claramente condeno las manifestaciones violentas. Siempre hemos estado en contra de ello y más ahora desde la alta responsabilidad que represento”.
Contundente. Sin embargo, muchos estadunidenses le creerán a Noem y pensarán que el gobierno mexicano está detrás de los actos vandálicos de las protestas en Los Ángeles.
Actos vandálicos que, por cierto, han sido escasos, pero muy publicitados por el gobierno de Trump y los medios que lo apoyan. En particular, las imágenes donde aparece gente destruyendo patrullas o automóviles a la vez que ondean la bandera mexicana.
Todo esto legitima el discurso de Trump sobre una invasión extranjera que dizque está ocurriendo en su país de criminales que destruyen el tejido social de Estados Unidos.
Y, ahora, la secretaria Noem, uno de los brazos ejecutores de Trump, ha involucrado nada menos que a la Presidenta mexicana como parte de esta invasión, lo cual revela que el gobierno de nuestro país tiene que ser extremadamente cuidadoso en lo que dice y hace porque, insisto, no puede cometer ni un solo error.
De aquí para adelante, espero que Sheinbaum recuerde su dictum de qué hacer con Trump: “Cabeza fría”.
Correctamente respondió ayer con prontitud al falso reclamo de Noem. Resultaría inconveniente que se enganchara más con la exgobernadora de Dakota del Sur, quien es una de las pupilas consentidas de Trump.
En este espacio he repetido que al Presidente de Estados Unidos hay que tratarlo como recomienda el concepto de Alcohólicos Anónimos: “Un día a la vez”. Sheinbaum tuvo un par de deslices metiéndose donde no debería de haberse metido. Ayer le cobraron la factura con creces. Fue un mal día. Tendrá que tragarse el sapo y esperar que mañana las cosas mejoren.
Porque hay muchos temas en la agenda bilateral que siguen sin resolverse: los aranceles violatorios al Tratado de Libre Comercio, la prohibición de la exportación de ganado mexicano por el gusano barrenador, la percepción estadunidense de una colusión del gobierno mexicano con el crimen organizado, las presiones para que México entregue más agua al vecino del norte, la revocación de las visas al alcalde de Matamoros y la gobernadora de Baja California.
Cabeza fría, Presidenta, en la defensa de los intereses nacionales. No hay margen para cometer ni un solo error.
X: @leozuckermann