Los acuerdos y prórrogas otorgados por Estados Unidos para evitar la implementación de nuevas tarifas después del plazo del 1º de agosto dieron un respiro a los mercados financieros, contribuyendo a un repunte en el apetito por riesgo. Sin embargo, el ambiente sigue siendo incierto, ya que persiste el riesgo de que las condiciones comerciales se endurezcan nuevamente.

Además, el verdadero impacto de estas políticas sobre los precios aún está por verse, lo que explica la cautela de la Reserva Federal (Fed) y su resistencia a iniciar recortes en la tasa de referencia.

En el frente económico estadounidense, la atención estará centrada en el ISM de servicios y su contraparte de S&P Global, donde se espera una mejora marginal que reforzaría la percepción de que la economía evitará una recesión. A esto se suman datos relevantes como la balanza comercial, las órdenes de fábrica y los inventarios mayoristas, que servirán para determinar el ritmo de la actividad económica.

En México, el mercado seguirá de cerca la decisión de Banxico, donde se espera un nuevo recorte de 25 puntos base, posiblemente con votos disidentes ante el deterioro en las expectativas de inflación para fin de año. Sin embargo, el dato del INPC de julio podría traer buenas noticias, con una moderación en la inflación anual general gracias a una base mayor interanual más alta, aunque la inflación subyacente se mantendría por encima del rango objetivo de 2-4%.

En materia de crecimiento, la inversión fija bruta y el consumo privado continuarán mostrando cifras negativas, reflejando debilidad en la demanda interna. El sector automotriz sigue bajo presión, acumulando una caída anual en las ventas domésticas de cinco meses consecutivos.

Finalmente, aunque la confianza del consumidor y los indicadores líderes parecen haberse estabilizado, todavía están muy por debajo de los niveles observados hace un año, reflejando la incertidumbre respecto al entorno económico.

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