Antes de la elección del seis de junio pasado, y sus aliados no tenían mayoría calificada de dos terceras partes en el Senado para reformar la Constitución. Ante esta situación, algunas de sus propuestas, como la revocación de mandato, la tuvieron que negociar con la oposición para superar la aduana senatorial. Dicha reforma cambió sustancialmente de lo que el Presidente pretendía. Pero también implementaron otra forma de sacar adelante reformas sin tener que enmendar la Carta Magna: los cambios por la puerta de atrás.

¿A qué me refiero?

Muy sencillo. Aprobaban leyes secundarias con la mayoría absoluta que tenía Morena y sus aliados en ambas cámaras del , leyes que a todas luces contradecían la Constitución. No obstante, el Ejecutivo las promulgaba. Ni tardos ni perezosos, los órganos facultados para interponer una Acción de Inconstitucionalidad frente a la procedían a demandar su invalidez por contradecir a la Carta Magna.

Para anular la ley en cuestión, se requiere de una mayoría calificada de ocho de los once ministros del Pleno de la Corte. He aquí el quid del asunto. El Presidente necesita sólo cuatro ministros para desestimar la inconstitucionalidad de sus leyes. Cuatro ministros. Ése es el número mágico. Y, por cierto, en una extraña característica de nuestro sistema jurídico no es que se declare constitucional la ley, sino se desestima su inconstitucionalidad. Cosas del “ bizarro”, dirían Julio Patán y Alejandro Rosas.

Doy un ejemplo, quizá el más nítido, de cómo el de  ha tratado de hacer cambios por la puerta de atrás.

Primero promovieron un acuerdo para cambiar las reglas de la Cenace en el despacho de la eléctrica. Los jueces federales se los echaron para atrás. Luego publicaron un decreto que modificaba las reglas del sistema eléctrico nacional. Una vez más, el Poder Judicial de la Federación se los echó para atrás por inconstitucional.

Vino después la reforma a la ley secundaria de la Eléctrica que también contradice la Constitución. Una minoría de legisladores solicitaron a la SCJN la acción de inconstitucionalidad por atentar contra diversas disposiciones contempladas en la Carta Magna. La Corte tendrá que resolver este asunto.

Así que, en este tema de regresarle el monopolio de la industria eléctrica a la AMLO tiene dos opciones hacia adelante.

Uno, conseguir los cuatro votos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que su ley secundaria quede válida. Y ya vimos que está dispuesto a utilizar el aparato del Estado para presionar a los ministros de la Corte. Gracias a eso, por ejemplo, removió de su puesto al ministro Eduardo Medina Mora.

La otra opción es dejarse de chicanadas y reformar la Constitución de una vez por todas. Es lo que debió haber hecho desde el principio. Pero no tenía los números en el Senado para hacerlo. Por eso procedió por la puerta de atrás.

Ya anunció que sí promoverá una reforma constitucional en materia eléctrica. Está en su derecho. Pero ahora, a diferencia de la Legislatura pasada, tampoco le alcanza el número de diputados de Morena y sus aliados. Tendría que sumar a una gran parte de los del Partido Revolucionario Institucional a los que está en proceso de seducirlos o amedrentarlos. Todo esto en caso de no conseguir los cuatro ministros de la SCJN para validar su ley de la industria eléctrica.

Porque, en la medida que AMLO controle cuatro votos de la SCJN, va a poder continuar haciendo cambios por la puerta de atrás: reformar leyes secundarias que, no obstante su inconstitucionalidad, puedan prevalecer gracias al de una minoría de ministros de la Corte.

¿Cómo andan los números de AMLO en la SCJN?

Hasta ahora, el Presidente ha nominado a tres ministros: Juan Luis González AlcántaraYazmín Esquivel Margarita Ríos. No hay que asumir que, como éstos le deben el puesto a AMLO, votarían en automático para satisfacer al Ejecutivo. Pero de lo que no hay duda es que son más cercanos a López Obrador que los otros.

Este año se retira Fernando Franco, por lo que AMLO nominará a un cuarto ministro. Alguien que seguramente comulgará con las ideas de la llamada Cuarta Transformación. Súmese el caso controversial del ministro presidente, Arturo Zaldívar, quien ha tenido una política de apaciguar a AMLO en sus intentos por presionar a la SCJN.

Así que no descartemos el uso de la puerta de atrás de la SCJN para que AMLO siga realizando cambios. Por eso, hay que seguir muy de cerca lo que suceda con la Suprema Corte durante la segunda mitad de este sexenio.

Twitter:@leozuckermann

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