En estos días que mi celular, dejó de funcionar, la inercia me conminó, a averiguar los contenidos en una renta mensual que incluye cable –cercano por cierto a los 900 pesos- y que generalmente no alcanzo a analizar, por el tiempo que me consume conocer los mensajes de las redes y las noticias que puedo en todo caso seguir por instancias como el Internet o la televisión normal. El impacto fue por demás negativo, no solo por avisos reiterados del número de muertos, desaparecidos, desmembrados, secuestrados y todo un catálogo de perversidades, a los que parece ser nos hemos ido acostumbrado. En el ámbito internacional las cosas no son mejores entre las restricciones al monto de las pensiones a los franceses, la invasión a Ucrania, los señalamientos a los rusos, el cuidado para no utilizar la palabra guerra y sustituirla por invasión y hasta la publicidad con bombo y platillo de encuentros de buenas intenciones, que en el caso particular de este maravilloso, además de la reproducción de conceptos acerca de cómo ser una población y bien portados, aunque en la práctica, por ejemplo nos envían boletas del último trimestre con aumentos muy por encima de lo que hemos pagado.[1] ¿Por qué insisten en la falsedad de  “no se aumentarán los impuestos” si en los hechos tanto el predial, servicios –agua, luz y otros- se han ido casi al doble?

En una maléfica combinación de mediocridad, poca capacitación y ambición, lo innegable es que ya no encuentran de donde sacar dinero ¿Para qué lo quieren? ¿Dónde lo están guardando? Por ello se les ha ocurrido, embargar, desalojar –no expropiar, por no ser fácil demostrar el interés público cuando le estás robando su patrimonio a los gobernados- y todo aquello que implique hacerse de bienes, que luego negociarán como hacen los criminales, cuando roban, se arreglan de manera corrupta o vandalizan para después quedarse con lo ajeno.

Así las cosas, en todo el mundo personas positivas asistieron a diversos eventos en función de los riesgos del . En el tema acciones sobre el comercio de especies amenazadas –fauna y flora- los mexicanos participantes en Ginebra, debieron escuchar los señalamientos en contra de lo que han hecho para evitar los errores del plan de acción contra el tráfico ilegal de totoaba y la casi extinción de la vaquita marina. Apenas el pasado sábado 25 el fondo mundial para la naturaleza logró una vez más que por una hora -de las 20.30 a las 21.30- en todo el planeta 190 países -desde el 2007- apaguen las luces como evidencia de la necesidad de influir en el cambio climático. ¿Por cuánto tiempo las personas seguirán unidas como se hace en diversas ciudades –Guadalajara, CDMx- de Brasil y sud América? ¿Lograremos avances para revertir la disminución de la biodiversidad como consecuencia del calentamiento global? Pudimos en otro momento salvar una buena parte de la capa de ozono, ¿Qué nos impide avanzar en el tema de disminuir el cambio climático? ¿Es consecuencia del tipo de gobernantes o de consumidores que ahora tenemos?

Poco se dice del resultado de acciones de millones de personas que hacen lo suyo, aunque sea solo como un granito de arena. Sabemos que, en Acapulco, personal de servicios públicos limpian canales, como se hace también en Chiapas y en muchas playas de México y por diversas razones son particulares –nacionales e incluso migrantes- quienes intervienen para evitar, mayores desgracias por inundaciones, sequías, deslaves o tratando de contrarrestar conductas criminales, como es el daño en propiedad ajena o el robo. Por supuesto cuando lo que hay que enfrentar es en el ámbito del delito –robo de cable, de medidores, de puertas o ventanas, de instalaciones sanitarias etc. la intervención ordenada de la autoridad es siempre recomendable; sin embargo hay casos en que por la ineptitud, corrupción o  intereses perversos, estás son omisas o intencionalmente tuercen los hechos para perjudicar a una parte de sus poblaciones Afortunadamente muchos valientes ciudadanos intervienen como en el caso de Ruanda, donde el gerente de un hotel dio refugio a miles de personas –tutsis entre otros- para evitar su muerte. Por tales acciones fue reconocido mundialmente, pero en su país le condenaron a 25 años de prisión, con el cargo de terrorista. La buena es que lo han liberado y al igual que ocurrió a medidos del siglo pasado, con los excesos nazis, muchas personas son ahora mejores por las acciones de este ciudadano valiente.

Casos similares se dan en el mundo para detener a personas que defienden a los que tratan de impedir la tala de bosques, el ejercicio de buscar un mejor destino geográfico cuando en su lugar de origen causas de fuerza mayor –ausencia de oportunidad laborales, persecución o intento de reclutamiento para actividades criminales- les obligan a migrar. Hoy mismo el capitán y  la tripulación del barco Louise Michel busca recuperar su libertad y la de los migrantes que ha rescatado. Seguramente habrá sentimientos positivos si no de todos, cuando menos alguna de las autoridades italianas que los retienen el puerto de Lampedusa. Un país cuya cantidad de personas en rango de pobreza es alarmante con lo cual inciden negativamente en el cambio climático, afirma haber reducido a la mitad, -de 415 millones a 150 medido desde 2015- su número de pobres. ¿Qué estamos haciendo mal que en vez de ser menos son más los millones de pobres en México?

Pero en cuestión de , también hay cosas buenas que contar. Los ciudadanos, cada vez son menos pasivos y buscan maneras civilizadas evitando la violencia para deshacerse de políticos radicales, como han manifestado por ejemplo en Dinamarca. Los daneses, apuntan el dedo y sus reflexiones acerca de las cosas que les parecen incongruentes viniendo de su partido ecologista y decidirán una estructura parlamentaria menos, confrontada y más colaboradora para su parlamento.

[1] En la ciudad de México, por ejemplo, gracias la “genialidad” de Marcelo Ebrard, durante su gobierno se aumentaron de manera escandalosa y sin criterios de universalidad los prediales con el argumento de tratarse de “manzana clasificadas alto”

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