Claudia Sheinbaum arrancó su gestión como primer mujer presidenta con un en el que conjugó sus propios nombramientos y las herencias del de Andrés Manuel López Obrador, pero dejó fuera de los cargos a sus aliados del PVEM y del PT como lo hizo hace seis años el tabasqueño.

Al propio López Obrador no le gusta el pago de “cuotas” y nomás baste recordar qué como Jefe de Gobierno cuando ganó la candidatura por el PRD, no incluyó en su Gabinete a los representantes de las diferentes “tribus” de esta fuerza política, ya que hubo alianzas.

Salvo contadas excepciones como la del tristemente célebre René Bejarano, quien fungió como su secretario particular, y era dirigente de la corriente de Izquierda Democrática, que predominaba en la capital.

La actual presidenta de la República parece haber replicado este principio lopezobradorista. Ni un sólo representante de los partidos que la acompañaron en la pasada elección y, que bien que mal, contribuyeron a lograr más de 36 millones de votos.

Tanto en el Gabinete legal como ampliado, Sheinbaum aceptó el pago de “cuotas y cuates” a López Obrador, quien logró imponer a la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez; del Trabajo, Marath Baruch; de Medio Ambiente, Alicia Bárcena; Bienestar, Ariadna Montiel; de la Función Pública, Raquel Buenrrostro y de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O.

En el IMSS repitió Zoé Robledo; en el fue nombrado Octavio Romero Oropeza, del círculo más cercano al lopezobradorismo, al igual que Martí Batres, como director del ISSSTE.

Sólo la procuradora federal de Protección al Ambiente, Mariana Boy Tamborrell, aunque se forjó en Greenpeace, se vinculó al PVEM desde hace más de una década.

Ya en cargos menores, las “cuotas y cuates” del tabasqueño ubicaron a Leticia Ramírez Ayala, como coordinadora de Asuntos Intergubernamentales y Participación Social, y a Carlos Torres Rosas, como coordinador general de Programas para el Desarrollo, y al propio Jesús Ramírez, como coordinador de asesores de la Presidencia de la República, entre otros.

Por lo pronto, la primera mujer presidenta inició su gobierno con la esperanza de millones de mexicanos de que habrá buenos resultados, aún, cuando millones de mexicanos dudan de su independencia y libertad para ejercer el cargo.

EN VISTO.- El dirigente sindical, diputado , no oculta su perfil empresarial más que defensa de los y se opone firmemente a la jornada laboral de 40 horas, e incluso dice que no se va a aprobar. Que alguien le diga al operador político de en San Lázaro y compadre del coordinador , que esta es propuesta incluida en los 100 compromisos de Sheinbaum. Como servil, a los patrones les dice que si los empleados quieren ganar más, “pues que trabajen más horas”. También es recordado por su férrea oposición cuando se aprobó regular el outsourcing, ya que sus empresas de seguridad se daban vuelo violentando los derechos laborales y de los contrarios de protección de la CATEM, la cual dirige, mejor ni hablamos… La Suprema Corte de Justicia dio entrada a revisar la constitucionalidad de la reforma al Poder Judicial, que podría abrir la posibilidad de que se eche para atrás. El dilema es si se erige como poder supremo y sienta el precedente de estar por encima de las propuestas del Ejecutivo y del Legislativo.

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