La pausa de Trump a los sobre los autos: Un respiro temporal que revela los “catastróficos” efectos para la industria automotriz

La reciente decisión de la Casa Blanca de otorgar una exención temporal de un mes a los aranceles del 25% sobre los autos importados desde y es una clara muestra de los efectos devastadores que estos podrían tener sobre la industria automotriz en América del Norte. Este anuncio, realizado un día después de la implementación de los aranceles, sigue a una serie de advertencias emitidas por los grandes fabricantes de vehículos, quienes alertaron al presidente sobre las posibles consecuencias catastróficas para el sector.

La medida llega luego de una conversación entre Trump y los tres principales fabricantes de automóviles en : General Motors (GM), Ford y Stellantis. Estos gigantes de la industria solicitaron una prórroga debido al impacto negativo que los aranceles podrían tener en sus operaciones. Incluso, el primer ministro de Ontario, Doug Ford, predijo que en menos de diez días, las líneas de ensamblaje en ambos países comenzarían a cerrarse.

La industria automotriz interconectada

México y Canadá son dos de los principales socios comerciales de Estados Unidos, especialmente en la industria automotriz. Según datos del Cato Institute, ambos países representan casi la mitad de las importaciones y exportaciones de vehículos y sus partes hacia y desde Estados Unidos. El comercio transfronterizo es esencial para el buen funcionamiento de la industria automotriz, con piezas que cruzan la en múltiples ocasiones antes de que los vehículos estén completamente ensamblados.

Por ejemplo, la camioneta Ford Maverick, un modelo popular en el mercado estadounidense, es ensamblada en Hermosillo, México, pero su transmisión proviene de Michigan y el motor es fabricado tanto en Estados Unidos como en México, dependiendo de la versión. Si los aranceles entran en vigor, el precio de esta camioneta aumentaría considerablemente debido a las tarifas aplicadas a las piezas que cruzan las fronteras varias veces durante el proceso de fabricación.

El impacto no se limita a los vehículos importados, sino también a aquellos ensamblados en Estados Unidos. Por ejemplo, el sedán Chevrolet Malibu, fabricado en suelo estadounidense, depende de piezas provenientes de México y Canadá. Aunque el ensamblaje final se realiza en Estados Unidos, un 25% de las partes de este modelo provienen de México y un 39% de Canadá, lo que también haría que el precio aumentara si los aranceles se aplican.

Los efectos sobre la economía

El impacto de los aranceles va más allá de los fabricantes de vehículos y afecta a varios actores dentro de la industria. Los distribuidores de vehículos, los trabajadores de las plantas de ensamblaje y los fabricantes de piezas también serían gravemente afectados. En términos de empleo, miles de trabajadores en las tres naciones podrían ver sus puestos amenazados por la disminución de la producción y las exportaciones.

El aumento en los costos de producción, consecuencia directa de los aranceles, también afectaría a los consumidores. Los precios más altos de los vehículos terminarían trasladándose al comprador final, lo que reduciría el poder adquisitivo de los consumidores y afectaría la demanda de automóviles en el mercado estadounidense.

El impacto no solo se sentiría en las grandes marcas, sino también en los vehículos económicos que son populares en Estados Unidos, como el Nissan Kicks, que se produce en Aguascalientes, México. Si los aranceles se aplican, es probable que los fabricantes no puedan absorber los costos adicionales sin perder dinero, lo que podría hacer inviable la producción de estos modelos en América del Norte.

Los autos eléctricos, en peligro

Otro sector que se vería afectado por los aranceles son los vehículos eléctricos. Trump ha prometido eliminar incentivos fiscales para la compra de autos eléctricos fabricados en Estados Unidos, lo que podría hacer que los fabricantes extranjeros que han invertido en el país, como Hyundai con su planta en Georgia, reconsideren sus decisiones. La imposición de aranceles a los vehículos y componentes fabricados en México y Canadá también podría frenar el crecimiento del mercado de autos eléctricos, ya que las plantas en América del Norte que producen estos vehículos dependen de cadenas de suministro transfronterizas.

¿Un alivio temporal?

La exención temporal de un mes anunciada por la Casa Blanca ha proporcionado un respiro momentáneo a los fabricantes de automóviles, quienes vieron cómo sus acciones subían entre un 5% y un 8.5% tras el anuncio. Sin embargo, el alivio es solo temporal, y el sector continúa enfrentando incertidumbre. Si los aranceles entran en vigor el 2 de abril, las consecuencias para la industria podrían ser aún más graves, con un aumento en los precios de los vehículos y una posible disminución en las exportaciones de autos y piezas hacia Estados Unidos.

La decisión de Trump de aplicar aranceles a las importaciones de vehículos y partes de México y Canadá no solo responde a una estrategia comercial, sino que también forma parte de su agenda más amplia de reducir el flujo de fentanilo proveniente de estos países. Sin embargo, los efectos económicos de estas tarifas pueden superar con creces los beneficios esperados. La industria automotriz está profundamente integrada a través de las fronteras de América del Norte, y las políticas que buscan desmantelar estas interdependencias pueden tener consecuencias perjudiciales tanto para las empresas como para los trabajadores y consumidores.

Mientras tanto

El debate sobre los aranceles a los vehículos importados desde México y Canadá pone de manifiesto los riesgos inherentes a las políticas comerciales agresivas, especialmente en industrias interconectadas como la automotriz. La exención temporal otorgada por la Casa Blanca es solo un alivio momentáneo frente a los efectos potencialmente devastadores que una política arancelaria de este tipo podría tener sobre el empleo, los precios de los vehículos y la competitividad de las empresas en América del Norte.

Las empresas automotrices, los trabajadores y los consumidores continúan esperando a ver qué sucederá el 2 de abril, fecha en la que los aranceles podrían entrar en vigor. Lo cierto es que la industria automotriz de América del Norte, que ha prosperado gracias a las sinergias creadas por acuerdos como el NAFTA y el USMCA, está en un punto crítico, y cualquier cambio en las reglas del juego podría tener efectos duraderos para toda la región.

(Con información de Forbes y Univisión)

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