Desde 1900 el calor del planeta ha subido 0,8 grados Celsius, y si sube a 2 grados el impacto sería devastador

En el mundo son cada vez más frecuentes la ocurrencia y coincidencia en el tiempo de fenómenos tan catastróficos que se acercan a lo apocalíptico, como son ciclones, terremotos e incendios de grandes extensiones de bosques, los cuales tienen en común que son provocados por el .

Y el cambio climático es provocado por el calentamiento global, es decir, el aumento gradual de la temperatura de la Tierra y representa una de las mayores amenazas que en la actualidad se ciernen sobre la vida humana y la del resto de los seres que habitan el planeta.

Del año pasado a la fecha, el planeta ha sido víctima de grandes incendios en puntos tan diversos como el Círculo Polar Ártico, Australia, Norte y Centro de Europa, la Amazonía, Indonesia, California, Chile, África Central, España y Portugal.

Estos fuegos son cada vez más devastadores e incontrolables, y los expertos los han bautizado como “incendios de sexta generación”, ya que por su poder destructivo están asolando los bosques del planeta.

Una simple ojeada deja ver la gravedad del problema: el Ártico se está calentando dos veces más rápido que el resto del planeta, y en julio de 2019 fue el mes más cálido jamás registrado. En verano de 2019 ardieron 5,5 millones de hectáreas, afectando a Rusia, Alaska, Groenlandia y Canadá.

En Australia el fuego no se cobró solo bosques, también vidas humanas y animales. Se estima que más de 1.200 millones de animales resultaron heridos o muertos.. Hubo incendios de altísima intensidad, y sus bosques ardieron en tormentas de fuego de más de 1.000 grados centígrados, cuando lo habitual es que las llamas no pasen de los 500 grados centígrados. A esas temperaturas tan elevadas, los bosques no pueden recuperarse.

En el Norte y el centro de Europa los países más afectados han sido Reino Unido, Irlanda, Finlandia, Letonia, Alemania, Polonia, Suecia o Noruega. Los grandes incendios han dejado de ser la excepción para empezar a ser la norma. Este año el número de incendios supera la media de todo un año durante la última década, con muchos incendios en regiones montañosas y fuegos críticos en el delta del Danubio.

En la Amazonía las zonas afectadas son Brasil, Bolivia y el Chaco paraguayo.El año pasado y este año los incendios han devorado casi 5,9 millones de hectáreas y en Bolivia más de 5 millones de hectáreas. Actualmente, algo más del 18% de la selva amazónica original ha sido destruida.

Los incendios en California se han convertido en una pesadilla en la última década. Los más mortales y destructivos sucedieron entre 2017 y 2018, con decenas de fallecidos, cientos de desaparecidos y miles de estructuras convertidas en cenizas.

En 2019 se declaró el estado de emergencia debido a que las llamas causaron evacuaciones masivas, de más de 200.000 personas, y consumieron cerca de 100.000 hectáreas.

Estos incendios, como los de este año, afectan fundamentalmente a zonas altamente pobladas, lo que incrementa exponencialmente el riesgo y los impactos.

En Chile, en 2019 se duplicó el número de incendios respecto a 2018: ardieron 65.000 hectáreas debido a las altas temperaturas y el prolongado déficit hídrico en el centro del país. Se declaró el estado de excepción por catástrofe en tres regiones. Este año los focos de incendios han sido menos, pero igual de destructivos.
África Central es definida como un “continente en llamas”, ya que concentra el 70% de los focos de incendio del mundo. El 10% de los incendios se escapan de control y son los responsables del 90% de la superficie que arde.

Ciclones y tormentas

Agencias climáticas como el Centro Nacional de Huracanes de señalan que el número de tormentas más débiles, como los huracanes de categorías 1 y 2, tienden a disminuir debido al cambio climático, por lo cual la cantidad total de tormentas de ese tipo podría descender.

Sin embargo, sostiene que las más fuertes, de categorías 3, 4 y 5, probablemente serán más frecuentes, y aunque las tormentas de nivel 1 y 2 representan alrededor de cuatro quintos de la totalidad, son las más inusuales, las de rango 3, 4 y 5, las que causan el mayor daño.

Asimismo, señalan que a medida que los niveles del mar continúan en aumento debido al calentamiento global, se incrementan el riesgo de marejadas ciclónicas.

Al respecto, las peligrosas inundaciones causadas por una tormenta son responsables de gran parte del daño dejado por los huracanes, particularmente en ciudades costeras densamente pobladas.

Terremotos

En lo que va de año en el mundo han ocurrido 9,886 terremotos de magnitudes mayores de 4 grados. Entre 4.0 y 4.9 grados ocurrieron 8,192; de 5.0 a 5.9 se registraron 902; de 6.0 a 6.9 se sintieron 79, y de 7.0 a 7.9 los sismos fueron 7.

Por el número de fallecidos los peores ocurrieron en Turquía, con 41; 10, Irán 10, China 4, Puerto Rico 3, Filipinas 2, de nuevo Irán con 2, otra vez China con 1, Croacia 1, Perú 1 y Papúa Nueva guinea 1.

Los de mayores magnitudes fueron en Alaska (7.8 grados), Lucea, Jamaica (7.9), Islas Kuriles, Rusia (7.5), Oaxaca, México (7.4), Islas Kermadec, Nueva Zelanda (7.4), Huasco, Chile (7.), Islas Kuriles (7.0) y la provincia ecuatoriana Oro (7.0).

Responsabilidad del cambio climático

Todos los estudios que se han realizado en las últimas décadas apuntan a que el cambio climático (derivado del calentamiento global) es responsable de los desastres naturales que ha vivido la humanidad últimamente.

El calentamiento global es el producto de una gran variedad de acciones de los seres humanos, que hacen que la Tierra se caliente ligeramente un poco más cada año. De hecho, desde 1900 el calor del planeta ha aumentado en alrededor de 0,8 grados Celsius. A finales del siglo XXI, sin embargo a causa del calentamiento global es probable que la suba de las temperaturas sea de alrededor de 2 a 5 grados Celsius.

Es en ese sentido que el Acuerdo de París establece que debemos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global.

Según este Acuerdo de París, para el año 2100 la temperatura media del planeta no puede haber aumentado más de 2 grados Celsius respecto a la temperatura de antes de la Revolución Industrial, que empezó a mediados del siglo XVIII.

Pero además de no superar los 2 grados Celsius, el Acuerdo fija que el aumento de temperatura debe mantenerse lo más cerca posible a 1,5 grados Celsius, para evitar los peores impactos del cambio climático.

En la actualidad se pueden ver algunas de las consecuencias del cambio climático, como sequías, inundaciones y otros eventos extremos. Estos efectos son debidos a que la temperatura ya ha aumentado un grado respecto al periodo pre-industrial.

Cada medio grado importa

Aunque pueda parecer poco, medio grado centígrado más de temperatura global tendría unos efectos enormes sobre nuestro planeta.

Si la temperatura aumenta 2 grados Celsius, el hielo del ártico desaparecerá por completo en uno de cada diez veranos, y no en uno de cada cien como pasaría con un aumento del 1,5 grados Celsius.

En el Mediterráneo, el área quemada por incendios en un verano cualquiera aumentará en un 62% en comparación con la situación actual, pero si logramos un aumento de solamente 1,5 grados Celsius el aumento será de solo un 41%.

Y los arrecifes de coral, que ya están gravemente afectados, desaparecerán a una velocidad vertiginosa: con un aumento de1,5 grados Celsius se destruirá entre un 70% y un 90% de coral de todo el mundo, pero con un aumento de 2 grados Celsius desaparecerá por completo.

Como se observa, si no se detiene a tiempo el calentamiento global, el impacto del cambio climático en la vida del planeta puede ser apocalíptico.

El calentamiento influye en la temporada ciclónica

La temporada de huracanes comenzó con las tormentas tropicales Arthur y Bertha, el 16 y 27 de mayo, respectivamente, marcando el sexto año consecutivo con sistemas de pre-temporada. Antes de lo normal, la actividad continuó en junio, y la tormenta tropical Cristóbal se convirtió en la tercera tormenta nombrada más temprana registrada cuando se formó el 2 de junio. En julio, las tormentas tropicales Edouard, Fay, Gonzalo, Hanna e Isaías se convirtieron en las primeras quinta, sexta, séptima, octava y novena tormentas con nombre, que se formaron el 4, 9, 21, 23 y 30 de julio, respectivamente. La tendencia continuó en agosto, con las tormentas tropicales Josephine, Kyle, Laura y Marco que se convirtieron en las primeras tormentas con nombre décimo, undécimo, duodécimo, y decimotercero que se formaron el 13, 14, 21 y 22 de agosto respectivamente. La actividad continuó en septiembre, cuando las tormentas tropicales Omar, Nana, Paulette, Rene y Sally se convirtieron en la decimocuarta, decimoquinta, decimosexta, decimoséptima y decimoctava tormentas más tempranas registradas desde que se tienen registros que se formaron el 1, 7 y 12 de septiembre respectivamente.

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