Era previsible. Los países más ricos son los que gastan más dinero en investigación farmacéutica. Ahí se encuentran, además, los laboratorios y fábricas. Ergo, desarrollaron más rápido las vacunas en contra del SARS-CoV-2 y ya las están aplicando a sus respectivas poblaciones. Dos países de ingreso medio son la excepción: Rusia, que viene de una larga tradición de investigación médica, y China, potencia económica en ascenso.

no está en la lista de países inventores y productores. Algún día habrá que reflexionar por qué. Dependemos, entonces, de vacunas importadas. Hasta ahora, el ha aprobado la utilización de la de Pfizer, AstraZeneca, la rusa Sputnik V y las chinas CanSino y Sinovac.

Visto desde una perspectiva positiva, México es de los países de renta media que, por lo menos, ya comenzó a vacunar. Sin embargo, vamos muy lento.

Lentísimo.

Es cierto que existe un problema de desabasto mundial. Muchos países, incluyendo algunos desarrollados, lo están sufriendo. Pfizer y Moderna le dieron prioridad a , país que pagó la investigación con dinero público; el gobierno, además, invocó una ley de tiempos de guerra para ordenar que fuera prioritario el abastecimiento interno en ese país.

Pfizer, que tiene una segunda fábrica de vacunas en Bélgica, dilató la provisión al haber reconfigurado esa planta para acelerar la producción.

El gran problema ha sido la de AstraZeneca, que se retrasó en su desarrollo, producción y aprobación por parte de las autoridades sanitarias. Esto afectó a muchos países europeos y otros, como México, que le habían apostado más a esa vacuna.

En vista de los retrasos, México tuvo que salir a comprar otras vacunas como la rusa y las chinas. Todas han llegado a cuentagotas.

En conclusión: sí hay un problema de abastecimiento. La pregunta es si no tiene el gobierno de López Obrador una responsabilidad en el fallido proceso de aprovisionamiento.

El gobierno ha tratado de subsanar esta carencia con propaganda. Por un lado, argumenta que ya están compradas todas las vacunas. Que no nos preocupemos, que no va a existir escasez. Pero, por el otro, se queja del mecanismo Covax de las Naciones Unidas y busca a gobiernos de otros países para conseguir algunas vacunas. Entonces, ¿hay o no hay? ¿Dónde están y cuándo llegarán?

Existe mucha opacidad en los números y mensajes encontrados.

Pero, además del problema de abastecimiento, hay uno de ejecución.

Alejandro Cano es ingeniero químico y ambiental de universidades de gran reputación. En su cuenta de Twitter encontré una gráfica donde, por un lado, pone el número de dosis aplicadas en México cada día y, por el otro, las vacunas en inventario el día anterior. Existe una brecha enorme. Por ejemplo, el 20 de marzo se aplicaron alrededor de 250 mil vacunas, mientras que el 19 de marzo había un inventario de más de dos millones y medio (no tengo los números precisos porque no se aprecian en la gráfica). La conclusión es contundente: hay vacunas, pero no las están aplicando rápido. O, para ser más precisos, ligando los problemas de abastecimiento e implementación, hay pocas vacunas y las están aplicando lento.

Arturo Erdely es doctor en ciencias matemáticas. Ha realizado una labor magnífica de recopilación y análisis de datos del covid-19 en México. En su cuenta de Twitter me encontré con los números que sustentan lo lento que va la vacunación. Al 21 de marzo, 596 mil trabajadores de la salud habían sido vacunados por completo, es decir, con las dos dosis. En la misma situación se encuentran 17 mil maestros y 103 mil adultos mayores de 60 años. El total es 716 mil. Esto representa el 0.6% de los mexicanos que ya tienen las dos dosis y pueden dormir más tranquilos.

Según Erdely, vacunados a medias, es decir, con una sola dosis, había otros cuatro millones 179 mil mexicanos: el 3.3% de la población. Estos ya están protegidos, pero no del todo, ya que los altos porcentajes de inmunidad sólo se alcanzan con dos dosis.

Así que, al 21 de marzo, sólo el 3.9% de los mexicanos había recibido, por lo menos, una vacuna. Es poco. A este paso, difícilmente se podrá inocular a la población necesaria para alcanzar la inmunidad de rebaño este año.

El gobierno tiene que acelerar el paso. No sólo en el abastecimiento, donde está más fácil, ya que, conforme pase el tiempo, habrá más vacunas disponibles en el mercado. En la medida en que los países productores acaben con su inoculación, será más fácil conseguirlas. Lo que tiene que revisar el gobierno es el esquema de aplicación. No es posible que, hoy por hoy, haya vacunas disponibles y no las estén poniendo rápido.

                Twitter: @leozuckermann

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