Las Sociedades Financieras de Objeto Múltiple, o SOFOMES, como comúnmente se conoce a la figura, es una figura financiera dedicada a otorgar crédito que surgió en 2006 para lograr que fuera un país con mayor inclusión financiera. Esto en un contexto donde nuestro país se ha ubicado en los últimos lugares de América Latina en cuanto a financiación de empresas y bancarización de su población (niveles comparables a algunos países de África Subsahariana).

Y es que México sólo financia en un 20% a su productiva (índice que se calcula sumando el crédito que otorga la banca comercial al sector privado no financiero, dividido entre el nominal), en comparación a un 84% de Chile, un 55% de Brasil, y un 50% de Colombia. De igual manera, México tiene un nivel de bancarización del 25 al 30%, situación que acarrea todavía un alto nivel de informalidad en la economía cercano al 60%.

El resultado de las SOFOMES ha sido contundente. Este tipo de entidades de financieras no bancarias supera en número a cualquier otro intermediario en América Latina, con una colocación conjunta de más de 900 mil millones de pesos. Hoy existen 1,500 SOFOMES en el país (30 veces más que los 50 registrados) que ya representan el 17% de la colocación de crédito al sector privado nacional. Así es: 1 de cada 7 pesos que se prestan las empresas en México, se originan en una SOFOM. De igual manera, podemos hablar que todo Estado de la República tiene decenas de opciones de financiamiento, y que cada vez son más las SOFOMES que salen a bolsa mediante mecanismos de bursatilización de cartera. Es por lo tanto un sector que crece exponencialmente de manera segura y regulada, utilizando además para ello solamente fondeo institucional (lo que quiere decir que el dinero que se presta desde una SOFOM no proviene de captación del gran público inversionista, sino de bancos, fondos e inversionistas calificados).

Hacemos la recapitulación de logros de este sector en un contexto donde la figura SOFOM es ignorada por las autoridades como un mecanismo de inclusión financiera en un país en crisis. Las SOFOMES no han recibido incentivos contundentes a través de líneas de crédito o fondeo desde la Banca de Desarrollo de manera importante. El en cambio, se ha centrado en otorgar crédito de manera directa en programas como “créditos a la palabra” y apoyos a fondo perdido que se han canalizado a través de numerosos programas como el Fondeso, el Sistema Emprendedor, la Unidad de Desarrollo Productivo o el ya extinto INADEM. Normalmente, los montos de estos préstamos no se recuperan. La explicación: El gobierno no es un banco, y no tiene la experiencia operativa, de sistemas, o la estabilidad de personal para dar continuidad a la cobranza de lo adeudado.

La alternativa es clara: Se debe apoyar a las PYMES a través de financieras PYMES (SOFOMES). Las Sociedades Financieras de Objeto Múltiple tienen la experiencia y el interés de apoyar a los pequeños y medianos emprendedores del país. Para eso fueron creadas, y en función a eso operan. Hoy, más que nunca, es importante que se entienda que las Instituciones Financieras No Bancarias son la respuesta que necesita un país en un entorno de crisis económica y ausencia de liquidez.

Sí, es un llamado a las autoridades para una sinergia indispensable que México necesita. Aquí estamos.

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