El tema del tenista Novak Djokovic campeón oriundo de Serbia, que ha enfrentado en Australia todo tipo de reacciones contrarias y favorables, al grado de ser expulsado, invita a reflexionar sobre la moda informativa a saber el Covid-19 con sus variantes que, por lo pronto, han dividido a la humanidad entre los que confían en las vacunas más que en Dios y los llamados negacionistas. Quizá los primeros en analizar las conductas de negación hayan sido los psicólogos y psiquiatras señalando la carga de reacciones emocionales que en esencia constriñen a la persona a rechazar una realidad empíricamente verificable, como sería esta “bolita supuestamente de leche” que se quedó sin procesar cuando amamantaba y que para nada será cáncer. Por lo que se refiere al VIH, la influenza o el Covid, además del ámbito personal, hay grupos que coinciden en posturas a favor y en contra de padecimientos que en última instancia se inscriben en algo real. El último, convertido en pandemia, afecta la salud de manera más o menos grave según se trate de personas con otros padecimientos, de cierta edad, con un determinado nivel socioeconómico o habitantes en un país con realidades específicas.

A partir de esta definición oficial, los científicos indagan y determinan según sus hallazgos, si lo provocó tal o cual agente –virus, parásito, hongo, bacteria- si fue contagiado por este o aquel individuo –animal o humano- y si hay forma de evitar la infección o contrarrestar los efectos en caso de haberse contaminado. Otro grupo definido como conspiracionistas determinará que esta realidad incómoda, fue provocada y se inserta en una guerra biológica -como ha sido comprobado en distintos momentos de la de la salud mundial- que encierra diversos propósitos como sería debilitar a un enemigo económica o políticamente amenazante. Un importante conjunto de científicos en el mundo considera la postura de investigadores -no tan prestigiosos como el japonés Tasuku Honjo[1] quien negó las afirmaciones que le atribuyeron de que el Covid era creado en laboratorio- convencidos de que el virus es un arma perversa.

Hay todo tipo de negacionistas. Desde los que creen que se debe a alguien que creo el virus, como una forma de ataque político -se señala a China o Rusia, cuyo supuesto interés ha sido nivelar su economía estimulando la industria farmacéutica- aquellos que imaginan un mundo menos saturado cuya población costosa aunque improductiva debe morir para permitir una mejor vida a los privilegiados; y por ultimo todo aquellos que por diversas razones –de conocimiento de su naturaleza personal que les constan los daños que producen en su cuerpo cualquier tipo de agentes extraños ya sea ingerido o inyectado, las reacciones alérgicas y hasta de fe religiosa- han decidido evitar la vacuna y en cambio utilizar métodos más naturales, como el cuidado preventivo, con infusiones, gárgaras, glóbulos homeopáticos y acupuntura. ¿Podemos saber que ha movido al tenista campeón mundial a no vacunarse? ¿El tema de sanción fue la no vacuna o el hecho de haber mentido acerca de su situación?

El hecho de evitar la inoculación es en parte un tema de que ningún tipo de autoridad tiene derecho de violentar. Si en absoluto y consciente uso de mi posibilidad de elegir, decido rechazar la vacuna, el tema es respetable, tanto como los prisioneros nazis gozaban de la posibilidad de resistirse al baño que les mataría, pero todo derecho implica a su vez obligaciones: No me quiero vacunar, perfecto ya sé que no puedo intentar gozar de las facilidades otorgadas a los vacunados y no se vale, inventar que sí gozo de esta situación como si no hubiera riesgo para mí y para otros. ¿Estoy dispuesto a no viajar, abstenerme de asistir a reuniones, recluirme con más precauciones que otros en mi propio espacio?

Todo en la vida es así, ¿quiero ser alumno de una escuela? –preparatoria, técnica, rural, universitaria, normal etc.- debo cumplir mis obligaciones básicas como es el estudiar, asistir puntualmente, presentar exámenes y hasta opinar de manera diversa a otros incluido el maestro y los directivos, sean estos legítimos o irregulares; siempre y cuando no quiera ir más allá de lo que soy para pretender convertirme en poderoso y autoritario cajero de casetas, chofer de camiones que no me pertenecen, dueño del espacio público y hasta juez de causas que ni siquiera se han debatido.

En la incongruencia mayúscula, grupos de diversas composiciones protestan, en Bélgica, Francia, España, Italia y muchos otros países del orbe por las restricciones impuestas supuestamente para evitar o cuando menos disminuir las infecciones. ¿Usted ha analizado el porqué de esas inconformidades? ¿Se resigna a ser limitado en sus libertades por el miedo a contaminarse o por el temor a las acciones autoritarias de su ?

La auténtica libertad existe cuando tengo opciones y estás se amplían cuando analizo. Hace 65 años los niños coleccionaban reproducciones de banderas de países que no llegaban a una centena, hoy aprendimos que hay un país –Tonga al igual que Suecia o lo que conocemos por Hawái, es en realidad un archipiélago- en cuyas aguas territoriales un volcán oceánico causó algunos estragos ¿Será esto una nueva distracción para que no pensemos en los abusos de monopolios como lo sería CFE? Qué es en realidad importante ¿saber si nuestro presidente dijo la verdad con relación a su estado de salud o averiguar lo más que podamos acerca de la nuestra? Estudiar, analizar y actuar en función de estos factores ¿nos ayuda o no contaminarnos o nos convierte en pervertidos, disidentes o enemigos? Usted tiene el derecho de tomar casi cualquier tipo de decisiones respecto de su propia existencia que será o no será válida para otros; pero que a final de cuentas es suya.

[1] Que dice haber trabajado en Wuhan China y de cierta forma asegura que el virus fue creado en laboratorio y que los compañeros quienes compartían su punto de vista ya murieron todos.

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