Hoy se presentará un documento titulado Un punto de partida, de un grupo plural denominado Colectivo por y que pretende convertirse en un proyecto de nación rumbo al 2024. El diario Reforma ha presentado nueve nombres de los redactores de esta propuesta, seis hombres y tres . Entre todos ellos suman 657 años de edad. El promedio de los nueve es de 73 años. De acuerdo al periódico, son Cuauhtémoc Cárdenas (88 años de edad), Francisco Labastida (80), Carlos Salazar (71), Clara Jusidman (80), Patricia Mercado (65), Diego Valadés (77), Dante Delgado (72), Salomón Chertorivski (48) y Patricia Galeana (76).

Yo no tengo nada en contra de la edad ni de estos personajes, a quienes respeto (y a algunos hasta admiro), por lo que han hecho por México. Pero algo está mal cuando un grupo de adultos de la tercera edad, salvo uno, es el que lanza iniciativas de este tipo. Uno inmediatamente se pregunta: ¿y dónde están los ?

Por jóvenes me refiero a los mayores de 18 y menores de 40 años. De ellos es el futuro de este país cuya edad promedio es de 29 años.

Es sabido que los jóvenes son el grupo de edad que menos participa en en todos los países democráticos. En , por ejemplo, 82% de las personas mayores de 65 años manifiestan interés en votar, mientras que sólo es 26% de los menores de 30 años.

Se entiende. Los jóvenes están ocupados en otras cosas: estudiar, conseguir un buen trabajo, enamorarse y/o divertirse todo lo que puedan. No les queda mucho tiempo para involucrarse en la política.

Sin embargo, en todas las sociedades siempre hay un pequeño grupo de jóvenes al que les atrae el ejercicio de la política. Naturalmente, el camino que deben tomar es el de la militancia en el partido de su preferencia. No poseo ninguna evidencia empírica, pero tengo la impresión que en México los jóvenes se están interesando menos en la política y, por tanto, militando menos en los partidos.

Hace seis años, un año antes de la elección de 2018, organicé una mesa de jóvenes militantes de partidos políticos en Es la hora de opinar, el programa que conduzco en Foro TV. Tuve la fortuna de reclutar a tres colaboradores magníficos: Gibrán Ramírez de Morena, Fernanda Caso del PAN y Cristopher James Barousse del PRI. Todos tenían menos de 30 años y defendían con pasión e inteligencia las posturas de sus respectivos partidos.

Seis años después, Gibrán sigue en Es la hora de opinar, pero se encuentra muy lejano de Morena. Se desilusionó del gobierno de López Obrador, al que ahora critica. Su labor profesional principal es la academia.

Fernanda rompió con el PAN para irse a la campaña de Margarita Zavala. Luego realizó un posgrado en el extranjero. Regresó a México y ahora conduce un programa en N+. La última vez que platiqué con ella me dijo que estaba muy alejada de la política nacional.

Christopher, el exgobernador de Chihuahua Javier Corral lo metió a la cárcel por presuntamente haber recibido dos millones de pesos del exgobernador César Duarte. Estuvo dos años encerrado, primero en la cárcel y luego en su casa. Ya está libre y me dice que está activándose de nuevo en la política. Sigue militando en el PRI y se considera aliancista. “Estoy seguro que la lucha se tiene que seguir dando para defender la y, sobre todo, luchar para que nadie viva lo que yo viví por obsesiones de gobernantes tiranos”.

Algo está mal en el régimen político cuando uno observa el desenlace de tres jóvenes brillantes a los que les apasionaba la política. Yo esperaba que, seis años después de aquella mesa, RamírezCaso y Barousse fueran hoy líderes más consolidados en sus partidos. Que siguieran confrontando sus ideas desde el gobierno y la oposición. Desafortunadamente, no fue el caso. La realidad es que la política nacional sigue dominada por adultos de la tercera edad incluyendo, desde luego, al presidente López Obrador (69 años de edad).

Tengo también la impresión de que los jóvenes interesados en la política no están entrando a los partidos, pero sí a las organizaciones de la sociedad civil involucradas en temas políticos, como la defensa del medio ambiente, de los derechos humanos, de las causas feministas y de las minorías. Asimismo, en los gobiernos estatales y municipales sí veo jóvenes involucrados en la política que ya han llegado a puestos importantes. Eso me alegra. Espero que la frescura y enjundia de estos jóvenes en la política local algún día llegue a lo nacional.

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