- El Plan México retoma los planteamientos básicos de la necesaria política industrial con metas ambiciosas.
- Su implementación requerirá flexibilidad si se quiere lograr avances concretos.
- Además de la participación y compromiso de todos los actores políticos y económicos.
El Plan México, presentado por el gobierno federal el pasado 13 de enero como una renovada estrategia de política enfocada en fomentar el desarrollo nacional, ha sido bien recibido por los sectores productivos. Esto se debe, en gran parte, a que retoma muchos de los planteamientos realizados en los últimos años tanto por la administración anterior como por la representación organizada de los empresarios mexicanos. Las metas, aunque claras y ambiciosas, son viables siempre que se trabaje en conjunto y con el compromiso necesario.
De acuerdo con las proyecciones del FMI, nuestro país se ubicaría en 2024 en el lugar 13 entre las mayores economías del mundo, medidas por su PIB, con $1.8 billones de dólares corrientes. Los primeros lugares son ocupados por EE. UU. y China, cuyos productos son 15 y 10 veces más grandes que el mexicano, respectivamente; mientras que los siguientes tres lugares (Alemania, Japón e India) duplican su tamaño. Para alcanzar la meta de colocarnos en la décima posición, es esencial crecer a un ritmo superior al que hemos tenido hasta ahora.
«Plan México llamada a trabajar juntos.»
En los últimos 10 años, el PIB mexicano ha crecido en promedio anual un 1.5%. Según las proyecciones del FMI, entre 2024 y 2029, el crecimiento promedio anual será del 1.9%, muy por debajo del 6.5% necesario para al menos aspirar a alcanzar la meta. Aunque no es imposible en los años 60 y 70, así como durante algunos momentos en los noventa se registró este nivel-, empero las condiciones actuales son diferentes. Dos factores han marcado esta diferencia: la baja productividad de los factores y niveles insuficientes de inversión e innovación. Ahora se debe agregar un nuevo factor: el cada vez menos confiable Estado de Derecho.
Las estrategias planteadas en el Plan México parten de la premisa de que se necesita inversión productiva y capital humano competitivo. El objetivo de elevar el coeficiente de inversión respecto del producto por encima del 25% a partir de 2026 y generar 1.5 millones de empleos adicionales en sectores clave como manufactura, tecnología y energía requiere derribar obstáculos estructurales para incentivar la inversión nacional y atraer más inversión extranjera. Según la UNCTAD, entre 2022 y 2023 México avanzó tres lugares en el ranking mundial de receptores de flujos de IED con 36 mil millones de dólares, lo que lo ubica en el noveno lugar mundial; sin embargo, Brasil prácticamente duplica a nuestro país en flujos de inversión.
Hay mucho trabajo por hacer para aprovechar efectivamente el fenómeno del nearshoring. La identificación de sectores estratégicos muestra que hay consenso sobre por dónde empezar; sin embargo, es necesario desarrollar mecanismos viables para aumentar el contenido nacional en la proveeduría, especialmente en la manufactura de exportación, que es uno de los principales motores de crecimiento. Se requieren insumos de alto valor agregado y competitivos a nivel mundial, lo cual no se logra por decreto; son necesarios programas más efectivos para el desarrollo de proveedores, mejorar el acceso al financiamiento y desarrollar capital humano suficiente. La productividad y competitividad son claves, especialmente si se desea potencializar regiones que hasta ahora han quedado aisladas.
La viabilidad del Plan México probablemente requerirá ajustes conforme se avance; algunas metas son complicadas y ciertos planteamientos políticos demandarán un mayor consenso y aceptación. Las prioridades pueden cambiar ante factores no contemplados inicialmente en las estrategias, como el papel del nuevo gobierno estadounidense frente a posibles conflictos comerciales; además, es crucial orientar la inversión pública hacia infraestructura logística, energética e hídrica que las regiones a potencializar requieren. El Estado de Derecho y la seguridad pública deben incorporarse a esta importante estrategia, ya que son incentivos primordiales.
La implementación del Plan México debe convocar a todos los integrantes del ecosistema productivo. El sector privado es uno de los pilares del desarrollo y su participación y compromiso son fundamentales; no obstante, requiere incentivos adecuados. La estrategia presentada es un gran paso; debemos tener una visión amplia para hacerla realidad porque no contamos con mucho tiempo.
El autor es presidente de onsultores Internacionales, S.C.®