La pandemia, además de traer un complicado panorama de salud a y el mundo, también ha contribuido en un aumento de casos de contra las , que, debido al encierro, deben permanecer más tiempo encerradas con sus parejas y familiares, lo que se refleja en el estudio 2021 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), pues en 2020 reportó que el 20% de las mujeres de 18 años o más percibía inseguridad en casa.

Sumado a esto, el 23.2% de las defunciones por homicidio de mujeres sucedieron en viviendas, de acuerdo con el mismo reporte, pero en el 2020, siendo que, en muchas ocasiones, la violencia comienza con demostraciones de violencia psicológica o emocional en el noviazgo.

De acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y a la Fiscalía General de la República, la violencia psicológica es un ejercicio de poder que implica cualquier acto u omisión que dañe la estabilidad psicológica, y que poco a poco deja a la víctima sin recursos internos para afrontar las situaciones cotidianas de forma independiente.

Algunos ejemplos de estos actos u omisiones son: negligencia, abandono, celotipia o celos patológicos, infidelidad, insultos, indiferencia, rechazo, humillación, amenazas y restricciones, lo que puede llevar a la víctima a padecer depresión, aislamiento o devaluación de su autoestima, cuyas últimas consecuencias pueden llevar al suicidio.

Según el mismo estudio de INEGI, de enero a agosto de 2021 la principal violencia en los hogares fueron las ofensas y humillaciones, con un 4.9% de las mujeres que vivieron estas situaciones contra un 3.2% de los hombres. Luego de esto, le sigue haber sido corrida de casa o ser amenazada con hacerlo, con 1.6% de las mujeres y 1.1% de los hombres. Estas cuentan como agresiones psicológicas. Tras estas violencias le siguen agresión física y agresión sexual.

Mientras que en el noviazgo, 76% de las adolescentes de entre 15 y 17 años ha sufrido violencia psicológica, seguido del 17% que ha sufrido violencia sexual y 15% violencia física, de acuerdo al Sistema Nacional de Protección de Niñas, (SIPINNA). Por su parte, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) expuso que 5 de cada 10 mujeres de 15 años o más han sido víctimas de violencia por parte de su pareja, siendo la violencia emocional la más común entre los casos con 43%, la cual entra dentro del espectro de la violencia psicológica.

Existen casos en los que las mujeres no son conscientes de que son víctimas de esta violencia, e incluso se culpan por las actitudes de sus parejas, sin embargo, esto también es parte de la coerción ocasionada por la violencia.

“El mito de la buena mujer o de la buena esposa/novia —basado en concepciones equivocadas sobre los roles de género— conduce a que muchas mujeres soporten y sobrevivan por mucho tiempo situaciones de violencia en sus propios hogares o noviazgos, adjudicándose incluso la culpa por los problemas que se dan en su relación”.

Modalidades de la violencia psicológica

Este tipo de violencia tiene además dos modalidades más comunes, de acuerdo con la Fiscalía y la Unidad de Igualdad de Género (UIG), una de las cuales es el acoso afectivo, en la que la persona acosadora depende emocionalmente de la víctima a tal grado de restringir su independencia, al mismo tiempo que invade su privacidad y los momentos que dedica la víctima a sus actividades personales.

El acosador, en este caso, hace cuestionamientos y declaraciones del tipo: “¿Por qué no contestas rápido tus mensajes?”, “¿otra vez vas a salir a ver a tus amigas?, “Si no ocultaras nada me pasarías la contraseña de tu celular”, entre otros, de acuerdo a la UIG.

La otra modalidad es la agresión insospechada, en la que el victimario disfraza sus acciones y palabras bajo un manto de buenas intenciones y deseos, sin embargo, el fin sigue siendo el mismo, tener el control y coartar la libertad.

Ejemplos de estas actitudes son cuestionamientos y declaraciones del tipo: “¿Cómo vas a salir sola? Me preocupas”, “trabajo por los dos para que no descuides a los niños”, “todo lo que hago es por tu bien”, etcétera, de acuerdo a la UIG.

Tras conocer los principales chantajes, también debemos aprender sobre el círculo de violencia, a fin de prevenir caer en él.

Círculo de violencia

De acuerdo con SIPINNA, el círculo de violencia se presenta de forma cíclica y viciosa, atrapando a hombres y a mujeres dentro de él, y suele comenzar con conductas de abuso psicológico que generan dependencia y aislamiento, sin embargo, éstas son catalogadas al principio como muestras de afecto con las que se suele poner a la mujer en una situación de vulnerabilidad. El círculo de violencia consiste de las siguientes fases:

De tensión: El maltratador confunde a la pareja con sus comportamientos de rechazo o desaprobación, provocando que la víctima no sepa qué hacer o cómo actuar para volver a ganar su favor, sin embargo, el maltratador se vuelve más agresivo.

Explosión violenta: Fase de maltrato físico de todo tipo en el que la vida de la víctima corre peligro, sin embargo, ha aprendido con el maltrato psicológico a no defenderse, y aún en caso de buscar ayuda, es muy probable que vuelva con el maltratador tras pedirle perdón.

Luna de miel: Aparente reconciliación en la que el hombre busca ganarse el favor de la víctima nuevamente mediante una actitud generosa.

Escalada de violencia: Tras haber conseguido la confianza de la víctima, el agresor vuelve a la carga con acciones violentas, sin embargo, en esta ocasión la agresión será mayor, siendo que en algunos casos incluso desaparece la fase de luna de miel.

Para la víctima, en todo caso, es desolador pensar o aceptar el hecho de que el agresor es su pareja, una persona en la que ha depositado su plena confianza. De acuerdo con la ENDIREH, en el 64% de los casos de violencia de género el agresor era el novio, esposo o ex pareja.

Para prevenir y atender esta situación es importante estar alertas a las “banderas rojas”, conocer las señales de violencia psicológica, y en caso de vivirla, estar al tanto de las redes de apoyo.

Señales de violencia y redes de apoyo

Algunas de las señales de violencia en el noviazgo que brinda la SIPINNA son:

  • El individuo controla las acciones de su pareja y pide explicaciones detalladas.
  • Vigilar, criticar y controlar la forma de vestir.
  • Revisar las pertenencias, como celular, diario, agenda, etcétera.
  • Celos y falsas acusaciones de infidelidad.
  • Desvalorización y ofensas.
  • Obligar al otro a hacer cosas que no son gratas.
  • Presionar para tener relaciones sexuales.
  • Amenazar con abandonar la relación ante el menor conflicto.

En estos casos, siempre se puede recurrir a distintas redes de apoyo, contar nuestro caso y no silenciarnos ni soportar las agresiones. Algunas fuentes de ayuda en México para los casos de violencia son:

  • Centro de Atención a la Violencia Intrafamiliar (CAVI)

General Gabriel Hernández 56, planta baja, col. Doctores, entre  Dr. Lavista y Río de la Loza, , tels.: (55) 5345 5248, (55) 5345 5228, (55) 5345 5229.

  • Programa Psicoterapéutico Vía Telefónica – Línea Mujeres

Tel: (55) 5658 1111

  • Centros de Justicia para las Mujeres

-Av. San Pablo Xalpa 396, col. San Martin Xochinahuac, Alcaldía Azcapotzalco, tel.: (55) 5346 8394.

-Av. 20 de Noviembre 29, Manzana 227, col. Ixtlahuacán, Alcaldía Iztapalapa, tel.: (55) 53455737.

-Manuel Constanso 43, Manzana 63, lote 10, col. Miguel Hidalgo, Alcaldía Tlalpan, Ciudad de México, tel.: (55) 5200 9280.

  • Atención a Mujeres en Situación de Violencia mediante la Línea Sin Violencia 800 10 84 053 | Secretaría de la Mujer.

 

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