La elección intermedia de 2021 tiene un fuerte componente local. De los 500 diputados federales que estarán en juego, 300 se elegirán por distritos. Todos los demás comicios serán locales: 15 gobernadores, 30 congresos estatales y casi dos mil ayuntamientos.

Huelga decirlo, aunque se nos olvide a los chilangos, que cada estado tiene una realidad distinta. No es lo mismo Nuevo León que Michoacán, Querétaro o Campeche. En cada estado van a pesar mucho los factores locales en los resultados.

En este sentido, los gobernadores jugarán un papel fundamental en los comicios. Ellos son los que conocen más la realidad en sus territorios y tienen mayor capacidad de movilización de recursos para, por un lado, hacer que ganen sus candidatos locales y, por el otro, enviar la mayor cantidad de diputados federales afines a ellos, y de esta forma, incrementar su poder de negociación del Presupuesto de Egresos de la Federación cada año.

Pero del otro lado estará el presidente López Obrador. Aunque él no va a aparecer en la boleta, los partidos afines a la Cuarta Transformación van a utilizar la figura presidencial para ganar votos. Y es que el Presidente sigue teniendo altas tasas de popularidad. Además,  es un genio para hacer campañas electorales y no se va a resistir de quedarse fuera de la contienda.

Por tanto, como he afirmado en este espacio, la de 2021 será una elección del Presidente contra los gobernadores. Me refiero, desde luego, a los de oposición porque los de Morena van a jugar en conjunto con AMLO.

Este domingo pasado tuvimos una probadita de la fuerza de lo local en las elecciones.

En Coahuila se eligieron 25 diputados locales, de los cuales 16 se escogieron por distritos. El gobernador actual es Miguel Riquelme, del . Bueno, pues su partido, es decir, el tricolor que sufrió su peor derrota electoral en 2018, ganó todos y cada uno de los 16 distritos. Carro completo.

El PRI obtuvo el 49% de los votos coahuilenses. Morena quedó en segundo lugar, con 19 por ciento. La diferencia es de 30 puntos porcentuales. Una barbaridad.

La participación fue muy baja: 39 por ciento. Cuando esto sucede, el que gana es el que tiene la mejor maquinaria electoral. El partido que tiene la mayor capacidad de movilizar a sus clientelas electorales. En este caso fue el PRI, seguramente con el apoyo del aparato gubernamental.

A Morena no le fue tan mal tomando en cuenta que, en Coahuila, la segunda fuerza electoral siempre había sido el . Los panistas, de hecho, se fueron a un lejano tercer lugar con el 10% de los votos.

En las elecciones presidenciales de 2018, López Obrador ganó en Coahuila con el 44% de los sufragios. Sin embargo, en esta ocasión en que no estuvo en la boleta, su partido se cayó al 19 por ciento. No hay duda, el que metió gol fue el gobernador Riquelme.

El domingo también se eligieron presidentes municipales en Hidalgo. De 84 municipios, 32 los ganó el PRI (el 38%). Segundo lugar, aunque parezca increíble, apareció un zombi, el PRD, con siete alcaldías ganadas. Morena quedó en tercer lugar en número de municipios obtenidos con seis. Vale la pena destacar que la joya de la corona de esta elección, Pachuca, la capital del estado, la ganó el PRI a Morena por un pelito: 373 votos, equivalentes al 0.5% de la votación.

En 2018, en la elección presidencial, AMLO arrasó con el 61% de los sufragios en Hidalgo. Pero, como en Coahuila, en esta ocasión no estuvo el Presidente en la boleta hidalguense. Por tanto, el que metió gol fue el gobernador priista Omar Fayad.

Viendo estos números (que son preliminares, sujetos al conteo final y todo tipo de impugnaciones judiciales), es evidente por qué el presidente López Obrador quiere meterse en las boletas del año que entra. La diferencia es abismal cuando está él presente.

Primero trató de hacerlo con la revocación del mandato que quería hacer la misma fecha que las elecciones intermedias. La oposición, lógicamente, se opuso y será hasta 2022. Luego se inventó lo de la consulta para dizque enjuiciar a los expresidentes, que será en agosto de 2021. Pero AMLO está intentando mover la fecha para que coincida con la elección intermedia y así estar indirectamente presente en la boleta.

Aceptarlo sería un suicidio para los partidos opositores. Ya vimos el domingo que, en elecciones locales, pesan más los factores regionales que los nacionales. Los gobernadores de Coahuila e Hidalgo metieron un par de goles respectivamente. Y el muy popular Presidente se fue en cero.

 

           Twitter: @leozuckermann

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